viernes, 19 de diciembre de 2008

Crítica El pianista

Junto a "La Lista de Schlinder", esta película, es lo mejor que se ha visto en cine en los últimos años acerca de la segunda Guerra Mundial.

La película narra la historia del gran un pianista polaco Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody) quien, como millones de judíos, sufrió las consecuencias del nazismo. La película nos muestra, desde la visión de una sola persona,el horro vivido en Varsovia durante la 2ª Guerra Mundial.

La película se divide en dos mitades: la primera más centrada en la vida en el gueto de Varsovia, en intentar transmitir cómo era, a través de las vivencias de nuestro pianista y su familia. En la segunda parte Szpilman pasa a ser el centro de la historia: vemos desde su visión el transcurrir de los acontecimientos, escuchamos por sus oídos (algo en lo que el director pretende hacer hincapié, como cuando pierde momentáneamente la capacidad auditiva al explotar una bomba cercana), en definitiva, nos hace sentir lo que él siente.

El hecho de que el propio Polansky, director del film, viviera esos acontecimientos ayuda mucho a darle realismo a la historia. La conjunción Polanski/Brody hacen que "El Pianista" sea una de las mejores películas e interpretaciones de la última década.

En El pianista, Polanski recurre a escenas de gran crudeza visual (los asesinatos a sangre fría e indiscriminados, el protagonista bebiendo de un cubo de agua sucia) o a otras de extrema dureza simbólica (los conflictos entre los propios judíos en el gueto, la construcción de un muro que les separa de los "gentiles"), pero lo hace siempre con pudor y sutileza, evitando efectismos gratuitos y excesos dramáticos.

Mención especial merece la música. La BSO del film es exclusivamente de obras de Chopin, cuyas notas románticas y cargadas de drama añaden el toque perfecto para la ya de por sí impresionante ambientación de la película.

El pianista, no obstante, peca de cierto esquematismo analítico, abusa puntualmente de algunos efectos formales recurre a ciertas trampas narrativas que no aportan nada al sentido del filme

En cualquier caso, estamos ante una de las más dignas, sinceras e inquietantes recreaciones cinematográficas del holocausto.

Iñigo Antón Aguinaga

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